Pasado la experiencia con Carmen,
en la que me hizo una paja en el coche, paso unas 3 semanas.
Yo la veía en recepción y me venía
a la memoria ese instante en la cual ella me cogía el pene y saco toda mi
leche. Nos cruzamos las miradas, y nos sonreímos, pero del tema no hablamos.
La verdad, es que yo, quería
llegar a más, pero no me atrevía a decirla nada, hasta que un día me llamo y me
dijo que quería hablar conmigo en privado.
La dije que sobre la 1 del medio día
podría ir a mi despacho, y eso hizo, sobre la hora acordada llego a mi despacho
-
Siéntate, la dije, ella se sentó.
-
Dime, que quieres? La
pregunte
-
No hemos hablado de lo que
paso el otro día, y no sé si estarás incomodo, me dijo
-
No, que va, todo lo
contrario, lo que pasa que no hemos tenido oportunidad de hablarlo.
-
Pensaras que soy una puta.
-
Que va, todo lo contrario,
a mí me gusto, y espero que no te hayas sentado mal
-
No, la verdad es que me
gusto, además tienes una polla muy gorda.
-
Gracias, una pregunta,
porque me dijiste que no querías follar
-
Jajajaja, porque no lo tenía
decente.
-
Jajajajaja, decente?
-
Sí, no me gusta enseñarlo
cuando lo tengo llenos de pelos, cuando quiero echar un polvo me gusta tenerlo
depilado para que me lo coman
Ya empezaba a ponerme cachondo
con la conversación, y la verdad que no me importaría follarme a Carmen aunque
tenga 60 años.
-
Y ahora como lo tienes?
pregunté
-
Depilado, me dijo.
-
Es que quieres que te lo
coman?, pregunte, sabiendo que era una pregunta muy atrevida y no sabía cómo
podría reaccionar.
-
Sí, me contesto
No quise perder el tiempo, me
levante, fui hacia la puerta y cerré con llave. Me acerque a ella, empezándola
a desabrochar la camisa, puede contemplar el sujetador blanco que tapaba esas
enormes tetas, metí la mano sacándoselas y empecé a lamérselas.
Ella gemía, por cada lengüetazo
que daba a sus pezones, después de estar tocando sus tetas. La baje la falda, luego
los pantis, y sus bragas, dejándome ver su raja pelada.
La senté sobre la mesa, la abrí
las piernas, para dejarme ver esa entrada madurita, acerque mi lengua y empecé
a lamerle toda sus raja, de arriba abajo, jugando con su clítoris y metiendo un
par de dedos en sus agujero.
Cuando ya lo tenía húmedo, me
incorpore, desabroche mi pantalón, me los baje, luego el slip, dejando que me viera
mi pene erecto y duro.
Volví a lamerle el chocho para
dejarlo bien húmedo, después de un rato acerque mi polla a su agujero,
clavándosela hasta el fondo, la entrada fue muy rápido, al llegar al final,
ella dio un gritito de placer.
La estuve follando, mientras
magreaba sus tetas que subían y bajaban en cada embestida. Al cabo de un rato,
se la saque, la hice incorporase, la di la vuelta para que se apoyara en la
mesa, y volví a insertarla en su raja. Yo agarrado a su cintura, se la metía y
sacaba con fuerza, con un dedo se lo metí en el culo. Ella gemía de placer.
-
Me voy a correr
-
Siiii, córrete dentro,
quiero sentir tu leche.
Ya no podía más, corriéndome en
el interior de Carmen, cuando ya no tenía más leche, me quede dentro de ella un
rato, Carmen seguía apoyada sobre la mesa. Cuando ya la tenía algo más floja,
se la saque de su chocho chorreante, le salía semen por su agujero.
Saque una toallitas, se las ofrecí
para que se limpiara, yo hice lo mismo.
Nos vestimos, y volvimos a
sentarnos.
-
Te ha gustado, me pregunto
-
Si, además desde el otro día
que me pajeastes, tenía ganas de follarte
-
Jajajajajaja, a mí me paso
lo mismo
-
Bueno, continuo ella, tengo
que dejarte que ya es hora de ir a la recepción. Otro día hablamos con más
tranquilidad.
-
Bien, ya hablaremos Carmen
Ella salió de mi despacho.
No me importaría volver a
follarmela, tiene su morbo
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